La Advertencia

Publicado originalmente 26 octubre 2017

¿Sabes ese momento cuando esa persona se para para hacer una presentación? Sabes de quien hablo. Él es el chico que se sienta a la orilla del salón. No atrás, pero tampoco al frente. A la orilla- como él. Contribuye a veces, pero mayormente el apenas llega a clase a tiempo y parece sacar las respuestas de la nada. Si te habla es para preguntar si había tarea. Ese chico. ¿Sabes el momento cuando ese chico se para a presentar? Cuando camina hacia el frente del salón con pasos lentos y cuando notas vagamente que se ve bastante bien en una camiseta de botones y pantalones de vestir. Ese momento cuando abre la boca y toma- no, se roba- tu aliento con su confianza cegadora, su elocuencia, y la profundidad de sus palabras. No esperen eso de mí.

Yo soy esa chica tímida que decisivamente se sienta en la segunda fila cerca de la puerta para asegurar una salida rápida en caso de avergüenzo tan severo que aniquila su alma. Yo soy la chica que habla más rápido que un carro de carreras cuando le da la valentía de decir cualquier cosa en clase. Pero más al punto, yo soy esa chica que se para en piernas tembladoras para dar su presentación de dos minutos. La que se siente obligada de explicar por lo largo de cinco minutos que está extremadamente nerviosa y que lo siente mucho que tengan que escuchar sus palabras. Y esto es mi versión de eso.

No te agotaré con los detalles, querido lector. Solamente quiero que sepas que nadie te esta forzando a estar aquí. Viniste por tu propia voluntad y te puedes ir a cualquier momento.