Posted in Uncategorized

El Mundo Girador y mi Pasillo de Refugio

Originalmente Publicado 31 octubre 2017

¿Algún tiempo te has sentido atrapado? ¿Como si el mundo fuera tu jaula? ¿Como si es una plataforma girando alrededor una y otra vez como las tasas giratorias de la feria que tus padres hicieron que te subieras de niño? Yo me siento así. A veces sólo ver el mundo arremolinarse me da nausea. Otras veces lo puedo tolerar en segmentos pequeños. De cualquier modo, se siente como si no pertenezco ahí. Todos los demás se están riendo y pasándose el tiempo de sus vidas con los brazos en el aire sin ningún miedo en el mundo. Pero ahí estoy yo con mi cabeza abajo y mis ojos cerrados tratando de encontrar ese pasillo en mi mente que le da la bienvenida a la nada.

Encuentro este pasillo agradable más seguido cuando veo tele, leo, o participo en otro tipo de actividad mecánica. A veces puedo entrar y salir de este pequeño pasillo por mi propia voluntad. Voy y me siento ahí para respirar antes de hablar en público o antes de entrar a un día largo en el trabajo. Pero otras veces, es como si la puerta está atorada. Es como si alguien le puso miel al candado y ahora no gira el picaporte. Le tiro y jalo a la puerta rogando que me deje entrar para poder escapar las realidades que no puedo soportar. Seguido, ese escape en pánico resulta de socializar por demasiado tiempo. Mis compañeros de cuarto son expertos en esto. Aún que tal vez no lo sepan- pero yo sospecho que ellos sospechan- no me voy de la sala cada hora porque los desquicio o porque tengo mejores cosas que hacer. No corro directo a mi cuarto cuando entro al apartamento después de clase o mi trabajo porque odio la idea de hablar con ellos por ni un minuto. Hago estas cosas porque temo lo que pasaría si no lo hiciera.  

Las únicas veces que he excedido mi límite (eso es decir no mi nivel de comodidad, porque yo excedo eso casi cada día) han sido cuando no he tenido otra opción, por ejemplo, en el trabajo. En esos casos acabo (literalmente) un caos temblando, sin poder ver a la gente a los ojos y que recurre a esconderse en su pelo (como si eso hiciera cualquier cosa). Está encorvada, sus palabras tiemblan o no existen, y tiene ojos llorosos a pesar de todo su esfuerzo. No soy yo. Yo no me haría tan tonta. Pero ahí estoy. Ahí estoy aullando un hola rápido a cada cliente nuevo que pasa por mi línea. Ahí estoy asegurándome que ningún jitomate, pan o huevo se quiebre por lo mientras que yo me quiebro en frente de todos. Ahí estoy escaneando productos lo más pronto que mis manos temblorosas me lo permiten. Y ahí estoy sin poder decir ni una palabra sobre ello a un jefe o a cualquier persona que me podría sacar de esa situación sin hacer un escándalo. ¡Porque eso es lo que es! Yo preferiría quedarme ahí parada quebrándome que pedir ayuda y sanar. Me paro ahí apenas pudiendo respirar por lo mientras que, uno por uno, la gente pasa dándome sonrisas nerviosas y fingiendo que nada está mal hasta que, finalmente, soy liberada.

Siempre he admirado a gente que grita cuando canta (como en la música metálica). Cómo pueden manipular sus cuerdas vocales para emitir un sonido tan bello y conmovedor no tengo idea. Las únicas veces que he podido producir un sonido para igualarlos han sido después de esos días de pánico en el trabajo. Regresando al tema, pueden ver por qué no salto sobre mi línea de cordura voluntariamente. Estoy sorprendida que paso mi nivel de comodidad por mi voluntad. Nah, pero en toda seriedad, he visto los beneficios de aceptar trabajo exigente en un nivel cómodamente incómodo. En decir eso, quiero decir que yo cautelosamente paso mi línea en la arena solo suficiente para poder correr de regreso a la zona segura antes de que me coma un chango rabioso en el proceso. No he renunciado ese trabajo horriblemente estresante porque a pesar de media docena de mini ataques de pánico que tengo cada verano, he notado que estoy mejorando con esta cosa llamada “hablar con otros seres humanos”. Antes, solo decirles hola me dejaba exhausta. Ahora estoy en el nivel hola como estas. Cualquier cosa más que eso por mucho tiempo y estoy consciente del mundo girando. En ese momento, necesito sentirme cómoda en cualquier situación que esté (esto puede pasar si la otra persona me sonríe genuinamente o si un amigo entra a la conversación) o necesito escapar a ese pasillo fresco y callado en mi mente.

Escapar es una palabra tan sucia y fuerte. También es como se siente. Cuando me separo de mis compañeros de cuarto abruptamente, cuando empiezo a hablar más rápido que es normal para un humano, o cuando decido ahorrarme problemas en el futuro al no tomar una chance, me siento sucia y fuerte. Me siento sucia porque sé que no lo puedo evitar, pero siento que debería. Me siento fuerte porque mis acciones construyen paredes entre mi y las personas que evito aun si por un momento. Me podría quedar. Pero yo sé lo que pasaría si lo hiciera. Perdería control y estaría a la misericordia de ese lado primitivo mío- ese animal que no puede hablar, pero no morderá. Estaría a la misericordia de un cachorro sordo, ciego, y que no puede caminar- que no puede escapar.

Entonces escojo escapar. ¿Me culpas? A veces, no puedo evitar el estrés. Podría ser por fechas de entrega de la escuela o drama de familia que no puedo controlar. En estos casos, escapar es el único refugio. Es como esconderse en el centro de un laberinto por lo mientras que un asesino baja las filas metódicamente cazando su presa. Sabes que viene el cazador, pero el tiempo que no está ahí y tienes paz es una bendición. ¿Por qué gastarla por solo una chance a la libertad? Ahora, cuando el cazador está a distancia para disparar tienen que creer que voy a correr. En ese caso, quedarse quieto significa la muerte. Pero en el tiempo antes de eso, la situación es demasiada impredecible para que considere moverme de mi blanco cómodo.

Si no les parece mi uso excesivo de imágenes y metáforas, piensen en términos de posponer trabajos. La amenaza aquí es una nota mala no la muerte, pero son los mismos principios. El riesgo no se siente muy alto cuando todavía tienes un mes para completarlo. Pero lo más que se acerca la fecha que se debe, la presión sube. Con cada día, hora, minuto que pasa hay una oportunidad menos de haber trabajado en ello. Y cuando llega el día antes de que se debe, estás peleando para hacer algo, cualquier cosa para no fallar el trabajo.

La manera que yo lo veo, sé que voy a estar extremadamente estresada cuando el cazador se asome de la esquina o cuando la tarea se deba al siguiente día, pero he hecho esto demasiadas veces y sé que en esos momentos de desesperación o lo logro o no. Es así de simple. Entonces, sí, tomo refugio cuando puedo y especialmente antes de o durante algo que me cause mucho estrés. Entonces, si me ven un día viendo videos o escuchando música en vez de estudiar para un examen que cuenta para más de mitad de mi calificación final, por favor sé que no puedo evitarlo. Es eso o el cobarde y consciente campeón de escondidas o el cachorro primitivo y subdesarrollado. Escojo el cobarde cada vez. Cualquier cosa para escapar el giro nauseabundo de la realidad.  

 

One thought on “El Mundo Girador y mi Pasillo de Refugio

Leave a Reply

Fill in your details below or click an icon to log in:

WordPress.com Logo

You are commenting using your WordPress.com account. Log Out /  Change )

Facebook photo

You are commenting using your Facebook account. Log Out /  Change )

Connecting to %s