26 mayo 2018
Necesito parar de hablar con este amigo mío. Puede ser muy invasivo. Y me gusta eso. Es lindo cuando alguien quiere conocerte mejor. Es aún más lindo cuando quieren saber sobre las partes feas y dañadas también. Significa que quieren entenderte. Les importas lo suficiente para que quieran saber más que sólo las cosas buenas de ti. Entonces, recibo de buena manera preguntas inquisitivas de amigos. Lo tomo como un honor que me pregunten.
Pensó que estaría molesta al preguntarme. Pero lo hizo de todos modos. Preguntó, “¿por qué te sientes cohibida de tu panza?”. “Porque tengo una cicatriz gigante”, le hubiera dicho. Pero no era la primera vez que me lo preguntara. No había punto en ignorarlo. Di mi respuesta típica primero sobre la presión de la sociedad que dice que las mujeres deben ser bellas y delgadas. Me pidió más. Entonces pensé por un momento. En mi mente, normalmente paro después de la razón de la sociedad. Pienso que es más que suficiente para estar insatisfecha con mi cuerpo. Pero no era suficiente para él.
Después de unos momentos, saque una memoria babosa y reprimida de su escondite. Ni estaba muy escondida. Imagina un peluche raído con sus orejas asomándose detrás de una almohada sucia en una esquina del cuarto. Cuando era joven, era delgada y hermosa. Hasta era popular en la escuela, ¡imagina eso! Todos me amaban. O, esa es la manera que lo cuenta mi mamá. Aunque ella usa la palabra bonita (no delgada) para describirme en ese entonces.
De todas formas, el hecho sigue siendo que cuando ya no era delgada, empecé a vestirme en playeras color de lodo, flojas y demasiado grandes para esconder mi cuerpo que crecía, pero a los lados. Esto es cuando mi mamá rememoraría. Lo diría con tanto deseo en su voz por lo mientras que intentaba motivarme a hacer algo sobre mi apariencia. Lo que se reusaba a entender era que no me vestiría mejor al menos que estuviera cómoda en mi cuerpo. Y para estar cómoda en mi cuerpo, yo creía que necesitaba bajar de peso.
Mi papá no está completamente sin involucramiento tampoco. Él solía burlarse de mi hermano por estar sobrepeso cuando yo era joven y delgada. Vi eso y participé. Todavía me siento mal por ello. Aunque entiendo que solo estaba siguiendo el ejemplo alrededor de mí. Eso es cuando aprendí que estar gorda no era favorable. También aprendí eso tras la media, programas de televisión, y libros. Aprendí que se burlan de la gente gorda. Otros niños sólo trataron de burlarse de mí una vez. Alguien me llamó guepardo en el segundo grado por mis pecas. Sonreí una sonrisa muy grande y le di las gracias al chamaco que hizo esta observación. Me encantaba correr de niña y mi padre me llamaba guepardo afectuosamente. Estoy tan alegre por la coincidencia. Nadie más trato de burlarse de mí.
…Pues, había ese chico que me escupía en el autobús en la secundaria, pero el sólo era raro. No era personal. Gracias papá, por ayudarme a evitar el ciclo de burlamiento. Unos años después reflexioné en el momento que me el niño me llamó guepardo y en consejos de la televisión y libros que recomiendan que te rías en la cara de gente que se burla de ti. Decían que buscan una reacción. Si no se las das, no van a querer molestarte. No serás divertido. De alguna manera esto sirvió sin querer.
Lo que intento decir en esta publicación larga y divagadora es que aprendí de joven por varios medios que ser delgada = éxito. Iguala a la felicidad. Mi mamá hablaría sobre su peso con arrepentimiento. Diría que mi papá prefiere mujeres delgadas. Como si las pantallas de televisión no me estuvieran gritando esta preferencia lo suficiente fuerte. Al mismo tiempo, ella y varios más me cantaron alabanzas cuando logré bajar de peso en la preparatoria (sólo para subir de peso el verano antes de la universidad). Entonces, se convirtió algo que resentir, mi panza. Se convirtió en un símbolo de mis fracasos. Lo que me impide tener éxito. Porque es mucho más fácil pensar “lo único que tengo que hacer es bajar de peso y mi vida se arreglará” en vez de la realidad que es que la vida es multifacética.
Si quiero tener éxito, tengo que ir al dentista, seguir aprendiendo cada día, cepillarme el pelo, pasar tiempo con amigos, y un billón de otras cosas aparte de hacer dieta y ejercicio. Hay tantísimas partes a la vida. Aunque es importante a la salud, ¿por qué debería bajar de peso ser una parte tan (irónicamente) grande? Usualmente es la primera cosa en mi lista de goles que quiero cumplir. No es que no sepa como bajar de peso. Prácticamente tengo un Bachilleres en eso. (Mi Bachilleres es Nutrición y Dietética.) Hay factores personales en el camino, como el hecho que pongo ser delgada en el pedestal de éxito. Si es tan importante, también es muy intimidante trabajar en ello.
No sé qué es mejor: trabajar en los problemas subyacentes o en el problema en sí. Medicamente, estoy obesa. Yo sé, no le ayuda a mi credibilidad admitir eso. ¿Quién le cree a la gente gorda? Sólo son flojos. (<– Un medio chiste.) No sé si debería trabajar en cambiar como pienso o seguir adelante para adaptar un estilo de vida más saludable. Tengo miedo de que si me enfoco en mis pensamientos sólo llegaré a aceptar lo que es malo para mi salud (como estar sobre peso y un estilo de vida sedentario).
La obesidad es un precursor para muchas enfermedades como la cardiopatía y diabetes. También te sube el riesgo de tener ciertos canceres como el cáncer de mama. No quiero estar cómoda en mi peso excesivo. Pero, también temo cambiar mi vida a una más saludable en donde estoy en un peso saludable para mí y en que estoy activa físicamente. Temo verme exitosa, pero estar rota en mis creencias. No quiero cambiar mi exterior si mi interior no cambia también.
Entonces estoy en un impasse. La solución, como yo la veo, es trabajar en ambas de mis creencias equivocadas. Trabajar en mis pensamientos que dicen que ser delgada iguala ser exitosa y en mis hábitos no saludables como no hacer ejercicio. Si sólo fuera así de fácil. Gracias. Sinceramente, gracias Richard por preguntarme esa pregunta invasiva. Al contestarte a ti encuentro las repuestas sobre mi indecisión. He estado en este estado de querer hacer algo sobre mi peso y no querer hacer nada sin saber por qué por años. Ahora veo que es por dos factores en oposición (mi percepción de ser delgada, que me significa eso, y la realidad de peso como un factor en correlación a la salud).
Ahora solo tengo que convencerme a empezar. Tal vez iré a correr y después me daré un cumplido por haber tomado la iniciativa. Después de todo, el progreso (no la delgadez) es éxito.
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